SINOPSIS
Vivimos en una ciudad, nos movemos en ella, la disfrutamos y también la sufrimos, pero ¿quién toma decisiones sobre cómo debe ser ese espacio vital? El urbanismo nace a finales del siglo XIX, cuando la ciudad histórica se ve rebasada por la naciente revolución industrial, y lo hace como un instrumento más de garantía del orden social burgués. En ese nuevo concepto de ciudad coexisten diversas partes, pero difícilmente conviven. Ya no hay un centro, sino muchos centros dominados e impulsados por las áreas comerciales, las nuevas “catedrales” de una urbe desmembrada.
Incapaz de contener el crecimiento monstruoso de la metrópoli postindustrial, el urbanismo actual aparece disfrazado de eficacia, modernidad y sentido democrático, pero en el fondo resulta una práctica autoritaria de la que nuestras ciudades muestran un amplio abanico de tropelías.
Desde una visión crítica y profundamente humanista, Manuel Ayllón nos invita a un debate radical sobre el urbanismo y su esencia, denunciando la “asepsia técnica” y la “eficacia instrumental” con las que se “maquillan” unas prácticas que, en la mayoría de los casos, terminan por destruir la armonía, erosionan la convivencia, ahondan el abismo entre las clases sociales y asfixian el especio vital. Un libro valiente y oportuno, que ilustra como la voluntad política puede cincelar la fisonomía de nuestras ciudades a golpe de disparate, y en el que se apunta una solución a la esquizofrenia que nos rodea.
EXTRACTO
Puedes leer un pequeño extracto del libro haciendo click sobre la portada de la parte superior de esta página.
EL LIBRO Y SU MÚSICA
Nadie como Hooker cantó la vida en los suburbios industriales de las ciudades norteamericanas. El mejor bluesman de todos los tiempos relata en esta canción la pésima calidad de la vida urbana cuando la práctica urbanística atiende sólo al beneficio económico de la inversión inmobiliaria.